martes, 9 de mayo de 2006

NACIONALIZAR O NO, MENUDO PROBLEMA.

Política

Por: NELSON MANRIQUE
La nacionalización de los hidrocarburos de Bolivia, decidida por el gobierno de Evo Morales, ha obligado a los candidatos presidenciales en el Perú a tomar posición. Alan García se ha apresurado a afirmar que no piensa realizar ninguna expropiación ni nacionalización. Del lado de Ollanta Humala han dicho que no piensan proceder como el gobierno boliviano, que nacionalizar no es estatizar y que lo que quieren nacionalizar es el Estado. Sea por convicción o por consideraciones electorales, ambos candidatos se han pronunciado por no cambiar un elemento central del modelo económico que formalmente recusan. Asumen, así, una posición que no se diferencia significativamente de la de Lourdes Flores, que está de acuerdo en que es necesario modificar el esquema tributario vigente. La derecha peruana, que ha sufrido una derrota política en las urnas, sigue ganando el partido en el terreno ideológico.
En el sustrato del debate está la idea, que la derecha peruana ha vendido con gran éxito, de que las privatizaciones son siempre buenas y las nacionalizaciones siempre son malas. La nacionalización de los hidrocarburos, respaldada por más del 90% de los bolivianos en un referéndum, es, para esta lógica, una atrocidad. Según esa idea se ha entregado los principales recursos del Perú a empresas extranjeras, la derecha presiona porque se termine de desnacionalizar lo poco que queda bajo el control del Estado y clama que el cielo se caerá si se tocan los privilegios que Fujimori otorgó a las empresas extranjeras.

¿Son siempre malas las nacionalizaciones? Tomemos como ejemplo un país al que la derecha peruana admira y considera un modelo digno de imitar: Chile. En Chile, el principal recurso nacional, el cobre, fue estatizado en la década del setenta porque se consideraba que este recurso, no renovable, debía servir para mejorar la situación de los chilenos y a nadie, ni siquiera a Pinochet, se le ocurrió desnacionalizarlo después. ¿Esta terrible decisión ha condenado a los chilenos a la miseria? No precisamente. La Corporación Nacional del Cobre (Codelco) ha entregado a las arcas chilenas, por impuestos y utilidades, US$8.200 millones en los dos últimos años y debe entregar US$7.000 millones adicionales este año (ya ha entregado US$ 1.679 millones en el primer trimestre): en total US$15.200 millones en tres años. Mientras tanto, el Perú recibió por el total de las privatizaciones que hizo Fujimori durante los noventa US$9.200 millones: US$6.000 millones menos de lo que Chile ha recibi
do en tres años de su empresa estatal. Con la diferencia adicional de que el Perú ha entregado sus recursos a perpetuidad, mientras que Chile seguirá beneficiándose por siempre de los ingresos que le brinde el cobre.
¿Qué hará Chile con los grandes recursos que le ha entregado Codelco? Mejorar los servicios que ofrece a sus ciudadanos (ya invierten cinco veces más que el Perú en sus estudiantes; es decir, en el futuro), y renacionalizar (como se lee) empresas. Lo explica Carlos Ominami, el titular de la Comisión de Hacienda del Senado: "Así como vendimos empresas, nosotros pudiéramos comprar también acciones de empresas extranjeras que hoy día invierten en Chile" (Diario Financiero de Chile, 3 de mayo de 2006).

¿Son malas las nacionalizaciones? No siempre. Pero sí, si se permite que los pillos se acojan a la prescripción de sus delitos para seguir delinquiendo. Un Estado eficiente, con controles democráticos, podría poner los recursos del país al servicio de todos los peruanos.

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